La Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales celebra el 8 de noviembre su 24 aniversario en un escenario socioeconómico distinto al que la vio nacer. El balance de estos 24 años de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales es sin duda positivo, ya que se ha conseguido uno de sus objetivos, pasar del enfoque reactivo (reparación del daño) a trabajar por el bienestar integral del trabajador (empresa feliz y saludable).
Sin embargo, tanto las altas tasas de siniestralidad y absentismo, como el volumen de sanciones impuestas por la Inspección nos recuerdan que la prevención, en muchas empresas y sectores de actividad, sigue siendo una imposición más que un factor de mejora determinante en la gestión organizativa empresas.
24 años de Ley de prevención
En la actualidad, cada día mueren en España dos personas en accidente. La siniestralidad laboral ha experimentado variaciones graduales según ciclos económicos. Así tras el repunte del 25% entre 1995 y 2000, descendió progresivamente hasta 2012, punto de inflexión marcado por la Reforma Laboral. Con ella llegó la precarización del mercado de trabajo y recortes que han derivado en una falta de inversión en prevención de riesgos laborales, percibiéndola como un coste económico. Desde entonces, 24 años después de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, la siniestralidad y accidentalidad sigue en aumento cada año, alcanzando en 2018 la cifra más alta de los últimos 7 años, con 652 trabajadores muertos.
Dónde estamos
Datos negativos que muestran que se ha de seguir trabajando por una integración real y efectiva de la prevención, sobre todo en diversos sectores económicos como el agrario; PYMEs y micropymes.
Tras estos años de Ley de Prevención, vemos que son menos los trabajadores expuestos a riesgos físicos pero prevalecen otros emergentes, relacionados muchos con las nuevas formas de organización del trabajo, (como los riesgos psicosociales). Sin embargo las nuevas tecnologías o la utilización de sustancias con efectos aun desconocidos para la salud del trabajador. Tampoco podemos olvidar que el concepto de trabajo ha sido sustituido por prestación de servicios en muchos sectores caracterizados por la subcontratación precaria, contratación parcial o temporal; donde los derechos de los trabajadores, y en concreto su seguridad y salud, pasan a un segundo plano o simplemente se incumplen
Por otra parte, la población activa se enfrenta a grandes retos como el envejecimiento poblacional, el aumento de las bajas de origen psicosocial (depresión, estrés…), la digitalización del mercado de trabajo y las nuevas formas de trabajo cuya regulación, a nivel preventivo, se ha de definir
¿Hacia dónde deberíamos evolucionar para conseguir la integración real de la prevención?
La evolución de la Ley 31/1995 en el régimen legislativo hizo que se creara un marco legal extenso, en ocasiones de ambigua aplicación, que debería revisarse, actualizarse y simplificarse para dar respuesta a las necesidades actuales a la vista de los datos presentados. Este complejo marco legal ha contribuido a que para muchos empresarios y también trabajadores, la prevención de riesgos sea un mero documento que hay que tener, una formación que te obligan a realizar… burocracia que llena el tiempo de técnicos de prevención que dejan de hacer lo más importante. La gestión digital de requisitos legales permitirá asegurar su cumplimiento de forma proactiva.
24 años después de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, hemos de seguir trabajando para conseguir la implantación de una verdadera cultura preventiva en las empresas, que permita mejorar su competitividad con plenas garantías para los trabajadores. Para ello, la interacción entre entorno y usuario que permite simular riesgos y situaciones de emergencia mediante la realidad virtual, será un gran aliado para conseguir una formación efectiva del trabajador en términos preventivos
Garantizar la seguridad del empleado será una prioridad en las políticas de las empresas la digitalización de procesos de gestión, la geolocalización… permitirá a los técnicos de prevención trabajar con indicadores en tiempo real que le permitan realizar una vigilancia proactiva, trabajando mejora continua y un control real de la coordinación de actividades empresariales.
Por último, lo más importante, la salud del trabajador, su bienestar y seguridad deben estar en el centro de las políticas preventivas. Crear entornos de trabajo seguros y saludables, está demostrado que repercute positivamente en la compañía, mejorando la salud del trabajador, entorno de trabajo y proyección a clientes y colaboradores