La investigación sobre el accidente laboral que costó la vida el pasado 18 de septiembre a un trabajador de una empresa subcontratada para realizar el movimiento de tierras en las obras de Deskarga (GI-632), en Antzuola, pone el foco sobre varios incumplimientos del Plan de Seguridad y Salud de esta obra promovida por la Diputación de Guipúzcoa. El camión ‘lagarto’ que conducía la víctima estaba cargado con 32 toneladas de tierra y se precipitó por un terraplén provocando su muerte. El informe de Osalan, que concluyó el pasado 22 de enero tras cuatro meses de investigación, ha trasladado ahora este documento a la Inspección de Trabajo, que es la encargada de interpretar las conclusiones extraídas por parte del Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales, atribuir responsabilidades y proponer sanciones por el accidente.
FALTA DE SUPERVISIÓN
Según el informe de Osalan, “el recorrido que describían los camiones no contravenía lo especificado en el Plan de Seguridad y Salud de la obra, ya que este fija las pendientes a modo de recomendación”. Sin embargo, “se considera que el diseño de las pistas no puede dejarse en manos de las subcontratas y que su supervisión debe ser más exhaustiva, con toma de datos precisos para su análisis, debiendo estar involucrada en su aceptación técnicos competentes (dirección facultativa) para la elección del mejor trazado posible”. En este caso, sin embargo, fue “la propia subcontrata la encargada de decidir y realizar los trazados, primando, en muchos de los casos, los motivos económicos sobre otros de índole técnica”, según el informe. El análisis que Osalan hace del plan de seguridad es que una vez que la subcontrata ejecutó las pistas, debieron ser “el técnico de seguridad y salud con los encargados de la UTE las figuras responsables de su supervisión y aceptación previas al uso”. El instituto vasco de salud laboral cree que la responsabilidad última de dar el visto bueno a estas actuaciones de la subcontrata corresponde a la dirección facultativa.
Los incumplimientos del plan de seguridad van más allá y el informe de Osalan refleja que “si bien la formación del trabajador en materia de prevención de riesgos laborales puede ser considerada como suficiente, no se ha presentado documentación de la formación del trabajador para el manejo” del camión, “ni de la entrega o información sobre su libro de instrucciones”. De hecho, el trabajador manejaba habitualmente otra máquina en la obra, una retroexcavadora, y no este lagarto que finalmente terminó conduciendo porque cinco compañeros suyos se habían negado a hacerlo. Varios de ellos habían alertado de un fallo en los frenos de servicio y otras deficiencias. Ante estas quejas, Osalan considera probado que el gerente de la subcontrata hizo “caso omiso” de las reclamaciones por parte de sus trabajadores. Este hecho, decreta Osalan, supone otro incumplimiento del Plan de Seguridad y Salud, ya que el empresario tenía la obligación de detener el vehículo inmediatamente para una revisión y consiguiente localización de los fallos detectados.
DEFICIENCIAS
En sus conclusiones, Osalan destaca que el vehículo “carecía de cinturón de seguridad, hecho que podría haber evitado su muerte” y precisa que todo parece indicar que la pérdida de control del camión en la rampa del 33% fue consecuencia de un fallo del freno de servicio. Según recoge el documento, “todos los trabajadores que habían utilizado el camión en la obra coinciden en afirmar que apreciaron fallos en su funcionamiento“, excepto el gerente de la empresa subcontratista, que afirmó no haber detectado ninguna anomalía. Osalan también ve “indicios de un ritmo de trabajo elevado” y destaca que no se habían adoptado las medidas preventivas propuestas en la evaluación de riesgos del trabajador.
Fuente: www. noticiasdeguipuzcua.com