Se entiende por «mantenimiento» el conunto de técnicas y actuaciones desarrolladas par agarantizar el buen funcionamiento de edificios, instalaciones, servicios y equipos. El mantenimiento preventivo va más allá, permite anticiparse a los previsibles fallos mediante la necesaria planificación de los trabajos con programas de revisión y control de los lugares de trabajo, instalaciones y equipos.
El mantenimiento ha tenido un sustancial desarrollo en otra línea complementaria que se denomina «mantenimiento predictivo» el cual consiste en disponer, en las instalaciones o equipos en cuestión, de una serie de elementos de medición que permitan detectar ciertos desgastes o desviaciones que podían llegar a general graves consecuencias de no hacerlo a tiempo. Se trata de equipos electrónicos de inspección y control de alta fiabilidad y precisión que permiten conocer el estado real de la instalación mediante la medición periódica o continua de determinadas variables.
Pero a pesar de tales avances tecnológicos en los controles preventivos y predictivos, las personas responsables de la instalación y/o mantenimiento siguen siendo imprescindibles para la seguridad y buen funcionamiento de la instalación. Las personas, con las competencias necesarias, han de ser capaces de detectar a tiempo situaciones anómalas.
¿Cómo evitar la alta siniestralidad que sufren los operarios de mantenimiento?
Hay que entender que el mantenimiento engloba un conjunto dispar de actividades con riesgo intrínseco considerable. Tal diversidad de tareas a realizar de manera periódica, muchas veces de manera ocasional o con baja frecuencia , la complejidad de las misma y la gravedad de las consecuencias de actuaciones indebidas son factores determinantes para que las tareas de mantenimiento sean consideradas críticas. Se requieren por ello tres medidas organizativas de carácter preventivo que resultan esenciales:
1. Trabajadores bien formados con las competencias necesarias
2. Instrucciones de trabajo para regular los comportamientos de los trabajadores en sus intervenciones
3. Procedimientos de control tanto de sus actuaciones como de las condiciones materiales de seguridad de las partes críticas de las instalaciones y equipos.
De ahí la importancia de que las actuaciones de mantenimiento hayan de estar procedimentadas, con guías de actuación y cuestionarios de chequeo específicos para que el personal cualificado que haya de realizarlas controle con rigor posibles desviaciones y que actúe con inmediatez para corregirlas. Los procedimientos de actuación contribuyen, además de a facilitar el aprendizaje, a controlar la eficacia de la acción formativa y los comportamientos de los trabajadores para su mejora.
Fuente: Nº64 Revista Seguridad y Salud en el Trabajo.