El sector del transporte de mercancías por carretera se caracteriza por ser un sector muy atomizado a nivel empresarial, en el que predominan fundamentalmente pequeñas y medianas empresas (que actúan subcontratadas por otros); ofreciendo un servicio adaptando el transporte a las necesidades de la carga transportada y cliente, que se adapta a los cambios tecnológicos y de mercado (renovación de flota), cuyos trabajadores son la mayoría autónomos con escasa percepción de las necesidades preventivas. Por otra parte, la gestión preventiva en el sector logístico es muy amplia (dado el amplio rango de actividades que abarca) siendo muy distinta la calidad de las actuaciones preventivas que se llevan a cabo. Nos encontramos con grandes operadores logísticos que desde la dirección, hasta el trabajador, están implicados en la prevención; mientras que otros (muchos autónomos) bien por desconocimiento,o por falta de recursos humanos y técnicos, tienen una calidad en materia preventiva baja, desconociendo sus obligaciones preventivas.
Existe una diversidad de situaciones en cuanto al desarrollo de planes formativos en prevención en las empresas del sector, circunstancia que no siempre está asociada al tamaño de las mismas, sino al grado de concienciación que se tenga sobre el aprovechamiento y el impacto de la formación. En general el transportista no tienen acceso por igual a un plan formativo (con definición de contenidos y programación en el tiempo) específico de prevención. La formación en prevención se realiza, en un alto porcentaje, en función de las actividades contratadas con los Servicios de Prevención. El contenido de las formaciones varía en función de los puestos, pero normalmente suele tratar sobre: riesgos y medidas preventivas, maquinaria de elevación y manutención, manipulación manual de cargas, pantallas de visualización de datos, incendios y medidas de emergencia. Se hecha en falta en esta formación (a tenor de los índices de siniestralidad y la aplicación práctica de los riesgos a los que se exponen) buenas prácticas preventivas en seguridad vial y formación relacionada con los riesgos específico de los centros donde acceden de forma habitual.
En este contexto se ha de situar la dificultad de aplicar la coordinación de actividades, a un sector cuya actividad es normalmente contratada. El intercambio de información que se debe realizar por indicación del Real Decreto 171/2004, sea una tarea ardua de realizar y registrar, ya que, en ocasiones, pueden ser numerosos los que pasen por las empresas, y además de forma esporádica. Muchas empresas titulares, no informan correctamente al transportista que accede a su centro de trabajo (ni en forma ni en contenido), bien por desconocimiento de sus obligaciones o por no saber cómo aplicarlo.
Una buena definición de la actividad de transporte dentro del concepto de «propia actividad», la definición del contenido y formas en que puede realizarse el intercambio documental, son, entre otras, claves para conseguir una buena coordinación empresarial.
Fuentes: Guía PRL Logística. ANET
Guía para la prevención de riesgos laborales para el sector transporte en carretera. UGT