Los accidentes laborales causaron en nuestro país 437 muertes en los ocho primeros meses del año según fuentes oficiales publicadas por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. La mayor parte de estos fueron trabajadores asalariados, 46 autónomos (casi un 10%). Los servicios concentraron 147 de los accidentes mortales en el trabajo de salariados entre enero y agosto; la construcción, 74 -fue el único sector que incrementó la mortalidad-; la industria, 54, y el agrario, 25. En este período el número de accidentes con baja superó un 4.4% los datos del año anterior llegando a 416815 accidentes.
Sindicatos como Comisiones Obreras (CCOO), considera que estos datos de siniestralidad son inadmisibles, denuncia la creación de empleo de mala calidad y declara que «condiciones cada vez más precarias hacen que el trabajo sea más inseguro». Otro factores a los que vincula estos datos es la «subcontratación injustificada que impide una verdadera coordinación de actividades empresariales en materia preventiva y la alta rotación que dificultan la formación» de los trabajadores. Sector especialmente crítico, es el de la construccíón (de alta subcontratación) donde los accidentes mortales se han duplicado.
Datos más que suficientes para evidenciar que la inversión en una correcta cordinación de actividades empresariales, no sólo optimiza la gestión empresarial sino que evita riesgos y ante todo, salva vidas.