Tras diez años de la publicación del RD 171/2004 siguen siendo muchas las dudas que existen en torno a la correcta aplicación de la coordinación de actividades empresariales. Múltiples son las causas de esta situación:
1ª La normativa no evoluciona al ritmo que lo hace nuestra sociedad empresarial. La común externalización y descentralización de servicios así como la aparición de nuevas relaciones contractuales derivadas de una sucesión de cambios, en corto plazo, en las leyes laborales y contractuales de nuestro país, hace que sea complejo regular muchas de las situaciones de concurrencia que se presentan.
2º – Sigue habiendo un gran desconocimiento acerca de la gestión de la coordinación, siendo ampliamente aceptada la creencia de que se trata de un mero intercambio documental.
a. Las obligaciones del Real Decreto 171/04 son generalmente bien conocidas por los responsables de prevención de la empresas, pero sin embargo en el día a día intervienen otras personas de la organización que no conocen en profundidad los requisitos que su empresa debe cumplir, y mucho peor, qué consecuencias supone el incumplimiento de estos. Este desconocimiento lleva a que personal de otros departamentos (mantenimiento, ingeniería, logística, producción,…) no actúen con la rigurosidad que se debería desde la perspectiva de la coordinación empresarial. Más allá del riesgo que esto supone para el titular y para su propio cargo, puede poner en peligro la vida de trabajadores, y además proyecta una imagen que desacredita a su empresa y confunde al contratista.
b. El contratista debería tener conocimientos específicos en materia de coordinación empresarial. Muchas empresas continúan sin comprender la finalidad de la coordinación de actividades empresariales y sin valorar en cómo ésta beneficia también a su organización. Actúan mayoritariamente de forma reactiva, no por convicción propia.
3º La prevención de riesgos laborales es cosa de todos y no sólo de aquellas personas designadas para gestionar las actividades preventivas. Tomar conciencia de este hecho, hará que podamos trabajar en equipo de una forma eficaz, donde la protección de los trabajadores sea una máxima a alcanzar junto con los objetivos de cada área.
Probablemente todas las partes tenemos algo de culpa en todo esto que denunciamos conjuntamente, pero ante esta situación, común en todas las empresas, debemos reflexionar y actuar. Sólo si todos los interlocutores que participan en la coordinación empresarial entienden perfectamente su objetivo se conseguirá que la gestión de la coordinación sea más fluida y eficiente, lo cual beneficia a todos.