Según el Instituto Nacional de Estadística, el 18 por ciento de las personas ocupadas (que trabajan y cotizan) en España son autónomas. De las más de 3 millones de empresas que hay en España, más del 90 por ciento eran autónomos o microempresas. Sin duda, este colectivo supone un peso más que específico en el conjunto de la economía productiva de este país, siendo comúnmente subcontratado y, en consecuencia, una figura con ciertas particularidades preventivas, a la hora de coordinar.
A pesar del importante peso de este sector en nuestro tejido empresarial, no se les trata de igual forma que al resto de los trabajadores, en materia de prevención de riesgos laborales. La cobertura por accidente de trabajo y enfermedad profesional, es voluntaria, por lo que muchos empresarios prescinden de la misma con objeto de rebajar costes. De esta forma, si un autónomo tiene un accidente, no se suele dar de baja para no dejar de ingresar.
Al autónomo español le cuesta mucho coger la baja. Así lo demuestran los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. De los 468.023 profesionales que solicitaron el parte de baja, sólo 13.366 eran trabajadores por cuenta propia. La mayoría de los autónomos sufre el accidente en el lugar de trabajo, en concreto el 78,1%; el 15,1% lo padece en el desplazamiento; el 6,1% en otro centro, mientras que el 0,5% acaba causando baja por un percance al ir o volver del trabajo.
Hay más posibilidades de que los autónomos sufran un accidente laboral grave. La distribución difiere bastante si comparamos los datos con las cifras totales de los percances en el trabajo. Los accidentes graves representan el 0,8% del total, mientras que se elevan hasta el 2,6% en el caso de los trabajadores por cuenta propia. Si nos centramos en el capítulo de sexo, el 81,7% de los percances laborales que ocurren entre autónomos tienen como víctima a los hombres (10.864), mientras que el 18,3% lo padecen las mujeres (2.429). Algo más de una cuarta parte de estos accidentes afectan a los trabajadores autónomos del sector de la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (28,5%), seguido de cerca por los de la construcción (22,5%). La tercera posición va a parar para los del comercio al por mayor y al por menor, reparación de vehículos de motor, etc, con un 13,5%, mientras que la cuarta plaza es para aquellos que se dedican a la industria manufacturera.
Fuente: cincodías.com